Las aguas minero medicinales convierten a Jaraba en una de las villas termales con mayores recursos de Aragón. Emergen a través de numerosas surgencias que en la actualidad son objeto de diverso aprovechamiento.

Las propiedades benéficas de las aguas de Jaraba eran ya conocidas desde tiempos de los romanos que llamaron a los manantiales calientes de las cercanías del río Mesa «Aguas de las Ninfas».

En la edad media, en el lugar en el que hoy se encuentra el balneario de la Virgen, se abrió una piscina donde los peregrinos que acudían al Santuario de la Virgen sanaban ciertas enfermedades.

La primera mención moderna a las aguas termales de Jaraba aparece reflejada en el “Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar” de Pascual Madoz (1845-1850.

En 1866,  Antonio Casares, en su libro “Tratado práctico de Análisis Química de las Aguas Minerales y Potables” nos habla de los Baños de Jaraba, que ya contaban con Médico-Director, pero la primera referencia oficial al carácter minero-medicinal y a la utilidad pública de las aguas termales de Jaraba aparece en la “Nota de la Dirección General de Beneficencia y Establecimientos Penales”, publicada en la Gaceta de Madrid 16/04/1869.

Anastasio García López en su libro “Aguas Minerales. Tratado de Hidrología Médica, con la Guía del Bañista y el Mapa Balneario de España”, de 1869 nos habla ya de tres establecimientos: el de la Virgen, con 4 pilas; el de San Vicente con 4 pilas y el de la Amistad con 7 pilas y 44 habitaciones.

Las “Aguas de Jaraba” también aparecen en la “Reseña de todos los manantiales que existen en España, declarados de utilidad pública, al 15 de abril de 1873” incluida en la Guía Manual de Baños y Aguas Minerales destinada al servicio del público, de 1873

Los manantiales de Jaraba.

Las márgenes del río Mesa, a lo largo de unos 2,5 Km en las inmediaciones del núcleo urbano. son las zonas donde se encuentran los manantiales donde fluyen al exterior  el agua almacenada en el acuífero de la Sierra de Solorio.

Los acuíferos que alimentan estas surgencias corresponden a series del Jurásico y Cretácico de la rama Castellana de la Cordillera Ibérica. Cuentan con una superficie de 1.050 km2. Su procedencia son las grandes extensiones y parameras calcáreas desde la Sierra de Solorio hasta la Sierra de Selas.

Una vez que el agua se infiltra, se incorpora en un largo recorrido subterráneo, penetra lentamente bajo la cuenca de Almazán y va elevando su temperatura y adquiriendo la composición mineralógica característica.

Alcanzada la máxima profundidad, el agua comienza a ascender, encontrándose con una barrera, la disposición vertical de los estratos, que favorece el ascenso de los flujos. Los materiales secundarios de la cobertera mesozoica, calizas (permeables, que predominan en la superficie que ocupa el acuífero) y arcillas (impermeables, bajo las calizas) permite que el agua fluya a la superficie por la acción de la gravedad.


El tiempo que tardan las aguas en recorrer este circuito posiblemente sea superior a 50 años. Los manantiales de Jaraba son el punto final  de un ciclo hidrológico en el que la tierra actúa como  laboratorio natural.

El conjunto de surgencias termales del entorno de Jaraba constituye  una de las manifestaciones hidrológicas más significativas del sector central de la Cordillera Ibérica,  por el apreciable volumen de descarga de aguas subterráneas que se concentran en el lugar, y por el importante recurso termal, que permite calificar el municipio como una de las áreas de mayor potencialidad de recursos hidrotermales de la Península.

Los caudales aforados suponen entre 572 y 647 l/s, siendo aprovechada sólo una pequeña proporción del volumen total de recursos, ya que la mayor parte surge al cauce del río Mesa, en el cual  se aprecia un aumento de caudal desde su confluencia con la Cañada del Campillo hasta pasado el núcleo de Jaraba.




Características y propiedades de las aguas mineromedicinales de Jaraba.

La temperatura de surgencia de los manantiales varía entre 21º C y 34º C, dependiendo de la proporción con que se mezclan los flujos termales profundos con las aguas más superficiales y másfrías en las zonas de descarga. En cualquier caso, la descarga de los flujos termales y las temperaturas de los mismos se mantiene constante durante todo el año.

Las aguas que afloran en los manantiales de Jaraba son oligometálicas,  con predominio de bicarbonatos,  calcio, magnesio, sulfatos y ligeramente radioactivas. Estos minerales le aportan unas propiedades que se aprovechan en diferentes técnicas terapéuticas en los balnearios de la localidad y además constituyen una excelente agua de mesa de alta calidad, con  un bajo contenido en sodio, lo que las hace recomendables en dietas hiposódicas.

Aguas oligometálicas: Se denominan así a aquellas que presentan concentraciones minerales muy bajas, pero que contienen componentes específicos activos de gran valor terapeutico. Presentan principalmente acción diurética, favorecedora de la secreción de residuos y coadyuvante en la regulación del nivel de agua óptimo para el organismo. Indicadas para litiasis, determinadas afecciones renales, retención de líquidos, etc.

Aguas bicarbonatadas: Aguas ricas en sal de ácido carbónico. Controlan la respuesta anafiláctica y regulan el sistema digestivo, comportándose como hepatoprotectoras y antidispépticas, favoreciendo la eliminación de ácido úrico y regulando el pH. Neutralizan la secreción ácida y favorecen la actividad pancreática; por lo que se recomiendan en casos de reflujo gastroesofágico y dispepsia, así como en afecciones reumatológicas y endocrinológicas.

Aguas cálcicas. Aguas ricas en calcio, normalmente asociadas a sulfuros. Se comportan como protectoras del aparato digestivo, sedantes y antiespasmódicas, diuréticas y reductoras de la tensión sistólica; por lo que se recomiendan en afecciones del tracto digestivo y en aquellas relacionadas con la degeneración ósea; también son muy beneficiosas en afecciones cardiovasculares como el colesterol alto.


Aguas magnésicas: Aguas ricas en magnesio. Presentan acción purgativa, ya que facilitan el tránsito digestivo y la función renal, y vasodilatadora. Por ello están indicadas en disfunciones digestivas, hepáticas y renales, así como en la prevención y tratamiento de la arterioesclerosis y enfermedades cardiovasculares. También son recomendadas en estados carenciales de magnesio producidos por una dieta desequilibrada.
 
Aguas sulfatadas: Aguas en las que predomina el anión sulfato asociado con cationes de calcio, sodio o magnesio. Presentan principalmente acciones estimulantes de las funciones orgánicas, especialmente en el aparato digestivo, además de descongestionantes y purgantes. Se recomiendan en bebida para regular el tracto digestivo y las vesículas asociadas.

Aguas radiactivas: Aguas que emiten radiactividad natural, desprendiendo partículas ionizantes debido a su contenido en gas radón. Presentan acción analgésica antiálgica y antiespasmódica. Se indican en patologías psiquiátricas y cuadros de estrés, enfermedades articulares y reumáticas, procesos asmáticos y afecciones circulatorias; además aumenta la actividad tiroidea y mejora la microcirculación en diabéticos.


Plantas embotelladoras de Jaraba

En la actualidad dos son las plantas embotelladoras que aprovechan los manantiales de Jaraba para el envasado y comercialización de aguas minero – medicinales: Fontecabras y Lunares.
Ambas envasan un agua gran pureza que recibe controles diarios y análisis exhaustivos para ser consumida con la mayor garantía de calidad. Un agua que aporta la hidratación necesaria y los beneficios de sus propiedades terapéuticas.