La entrada está protegida por un porche con arcadas, encima del cual se levanta una galería abierta que sirve de mirador  desde el que podemos ver extraordinarias vistas del embalse y de sus montes cercanos. El interior, de una sola nave amplia  presenta un techo con rica decoración y un presbiterio coronado por una bóveda de mayor altura que el resto con ventanales o lunetas.

La ermita ha sido robada y saqueada en varias ocasiones en las últimas dos décadas,  desapareciendo la imagen de la Virgen de San Daniel, talla románica de finales del siglo XII, el sagrario del siglo XVII, lámparas, atriles, las columnas del altar mayor y varios cuadros